viernes, 12 de febrero de 2010

Tautograma


Prisionera pantera para presagios púrpuras
Pintas pantanos pueriles por prometer placeres
Palabras prismáticas prenden pecados
Pisas pues, puente palíndroma

Para palabras piedra
Para pensamientos perla
Para pasos pantera
Para palomas pálidas

Pretérito prosaico para párpados pardos
Púas perdidas por pinceladas presas
Premoniciones precarias perdidas
Porta pues, puertas pragmáticas

Para piel perseguida
Para papiros polvo
Para perfiles puros
Para peces poetas

lunes, 1 de febrero de 2010

VOLAR SIN ZAPATOS

Les dejo un cuento que escribí hace muuuucho...



Tengo que ir a la puerta, ya mi mamá me gritó dos veces; “Carmelo, ve a  recoger las cajas, cuenta que sean seis del número ocho y que no sean del mismo color” Después, siempre me dice: “ándele mi simpático y bonachón Carmelito, me las deja aquí en la cocina y le voy a dar de premio una rebanada grande de pastel” Yo nomás voy por el pastel, si supiera que me da un miedo bien feo pararme en la puerta y más hoy, que está lloviendo y el aire esta refuerte. Nomás que no me vea  que estoy aquí amarrando el mecate al ropero.
Mamá dice que soy un niño muy simpático y bonachón. Yo nunca he entendido que es eso, pero me imagino que es como panzón, porque es lo más grande que tengo y de lo que la gente se asombra. Yo creo que porque es un don y ellos no lo tienen.  Así me dijo una vez mi mamá, que Dios me había dado un alma muy ligera. Y para que no me fuera a ir volando por el mundo, me regaló más cuerpo. Además, ella dice que los globos también son gordos, gordos y redondos, y dan felicidad a muchos niños y a nosotros nos dan el pan. Yo nunca he visto llegar el pan sobre los globos o colgado de ellos, pero me imagino que llega muy temprano cuando yo sigo dormido. A mí me da mucho miedo volar, por eso no quiero dejar de ser gordito.
Mi mamá me cuenta, que mis abuelos también trabajaban en lo mismo que nosotros, que ellos nos lo heredaron. Ellos le pidieron mucho a Dios que les diera un trabajo y un día les llegó del cielo lo de los globos. Yo creo que les llegó colgado en globos como el pan.
Mis abuelos  se murieron por flacos, mi mamá me explicó que entre más viejo eres, tu alma  pesa más y ya no necesitas estar panzón, pero a ellos se les pasó y se fueron al cielo. Yo  pienso que el alma los jaló y están por ahí volando, creo que a veces los veo. Por eso cuando yo sea viejo voy a seguir gordo, porque si mi alma no se hace pesada, no quiero terminar volando por las nubes… aunque ya no vea a mis abuelos.
A veces cuando juego con los niños y me obligan a subirme a un árbol y veo desde allá arriba, pienso que todo se vería peor si saliera volando. Los niños dicen que si me caigo de arriba no me pasaría nada, si uso mi panza de almohada, pero a mi eso igual me espanta. Yo he visto que hasta los pájaros se caen del cielo, cuando me los encuentro muertos en el jardín, y se me pone la piel de gallina y pienso: “!Ay! Carmelo, nomás deja de comer y al rato vas a terminar igual”, y entonces yo corro a la cocina y me como algo. También me da mucho miedo en las noches cuando veo la luna bien cerquita de la ventana y me imagino que mi alma me jala hasta allá, nomás de pensarlo hasta el hambre se me quita. Por eso ya duermo con zapatos, así si me pongo flaco de noche y empiezo a elevarme, ya no volaría de cabeza porque mis pies pesarían más. Además siempre traigo  este mecate en mi bolsa, por si salgo al campo y me jala el aire, yo rápido lo saco y me atoro en un árbol.
Hoy está lloviendo fuerte, y me da miedo salir volando, además mi mama me dijo cuando llegue de la escuela, que se me habían bajado mis cachetes. Del miedo casi me hago, lo bueno es que ya estábamos en la casa, si no, sí usaba mi mecate. Por eso hoy mejor me quedo aquí, voy a ayudar a mi mamá a inflar y pintar los globos, aunque me mande a recoger las cajas a la puerta, yo sólo voy porque después me da pastel y así voy a rellenar mis cachetes otra vez. ¡Chin! Ya mi mamá me gritó por tercera vez, ya me tocó… voy a recoger las cajas, espero que no vea el mecate.